LA TORTILLA: MANJAR DE RICOS; ALIMENTO QUE FUE DE POBRES

BURIL

 

Julio César Ireta Herrera

 

Desde la llegada de los españoles a nuestro país hace 524 años la tortilla se ha mantenido como un alimento básico de primera necesidad dentro de la dieta de los mexicanos, sin importar su estatus social o posición económica. 

 

Este producto por accesible que parezca es y está siendo un canal para ahorcar a los que menos tienen ya que su precio prácticamente es tierra de nadie y es por eso que los industriales de la masa y la tortilla deciden el incremento en su precio y como siempre la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) nada puede hacer o nada quiere hacer para detenerlos

Habría de recordarse que en el pasado cercano la tortilla no se compraba, eran hechas a mano por las mujeres mismas, sin embargo, en la actualidad, aún hay cientos de pueblos y comunidades donde se concentran los cinturones de pobreza del país y ahí las amas de casa todavía elaboran a mano las tortillas cociéndolas con leña en los fogones o estufas de piedra y por si fuera poco en las principales ciudades esa actividad pasó a segundo término y ahora prevalecen las tortillerías que serían una especie de mafia alimentaria.

 

Es verdaderamente penoso y ofensivo enterarnos que Rafael Ochoa Morales, titular de la PROFECO a nivel nacional, ha señalado que el precio de la tortilla solo ha aumentado de manera “focalizada” en negocios de algunas ciudades y que su costo promedio en el país se mantiene por debajo de los 13 pesos por kilogramos, debe entender que el pueblo no le interesa saber eso, lo que le importa es que este señor haga su trabajo, que se amarre los pantalones y ponga en cintura a los mafiosos dueños de tortillerías.

 

Aunque se le quisiera dar la razón a los tortilleros de que para continuar en el negocio deben aumentar su valor, eso es realmente imposible puesto que la ciudadanía continúa siendo testigo de los aumentos continuos que han tenido el precio de las gasolinas y de las tarifas eléctricas y ahora también antes de finalizar el año, el alza a la tortilla.

 

Para los palencanos que habitan en un municipio que por muchos años ha destacado como buen productor de maíz, también le viene a afectar el aumento de la tortilla ya que desde el inicio de esta semana se cotiza en 16.50 pesos, situación que está afectando gravemente a las familias que en ocasiones es lo único que pueden comer.

 

Parece extraño que el secretario del Ayuntamiento de Palenque, Samuel Luna Cornelio, desconozca a estas alturas que el precio de la tortilla ya aumentó, claro, esto puede ser por dos razones, una porque no come tortillas o simplemente porque está de acuerdo con los dueños de que el aumento se dé sin previo acuerdo con las autoridades del municipio.

 

Debería saber que, si bien la tortilla no tiene un precio oficial porque este se rige por la ley de la oferta y la demanda, también la ley señala que tampoco se puede encarecer un producto básico sin una justificación legal.

 

No obstante, se le hizo fácil decir que el Ayuntamiento que preside Carlos Morelos Rodríguez, no puede hacer nada al respecto porque esto es competencia de la PROFECO. Entonces vale la pena preguntarle por qué razón no se reúne con los dueños de las tortillerías y juntos “negocien” una salida que no afecte severamente la ya paupérrima economía del pueblo de Palenque.

 

Y si también es competencia de la PROFECO, esta debe tener muy en claro que existe para defender a los consumidores, desde luego, sin afectar el libre mercado, y también sabe que debe colaborar con la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) para que juntos trabajen contra los proveedores que se pongan de acuerdo en el elevar el precio y aplicar las sanciones correspondientes.

 

Valdría la pena recordarle al flamante Secretario del Ayuntamiento palencano, que el pasado mes de abril, acompañado de varios funcionarios de la Presidencia Municipal, encabezó las acciones de verificación de “algunas” tortillerías con el objetivo de conocer si contaban con todas las medidas de prevención, permisos correspondientes para operar de manera regular y que aquellas que no contaban fueron inmediatamente clausuradas.

 

Pues ahora, como segunda autoridad municipal, debería invitar a la PROFECO a que se sume a las actividades de verificación y se identifiquen aquellas tortillerías que violen la reglamentación y de esta forma ser sancionadas conforme a derecho. Creo que eso no le afectaría en lo más mínimo a Samuel Luna Cornelio. Es cuanto.

 

Comentarios y sugerencias a: jciretaherrera2@gmail.com